"EL PECADO, DULCE FRUTO"

El pecado es un fruto dulce a nuestro paladar, pero una vez que esta dentro
de nosotros, se vuelve amargo! Imposible de digerir!
Nos tomamos un laxante para sacarlo, pero en vez de dirigirse a nuestro
estómago, se disemina por todas las partes de nuestro cuerpo y alma,
afectando su adecuado funcionamiento física y espiritual.
Uno a uno todos nuestros pecados se van uniendo entre sí cambiando
por completo nuestro comportamiento!
Nuestros días se llenan de nubes lluvia y frío!
Nos volvemos enojones y amargados!
Comenzamos a odiar!
Un buen día comprendemos que necesitamos ayuda! Ayuda de Dios!
Y de pronto nos acordamos de nuestra madre que cariñosamente nos decía:
Hijo: No te olvides de Jesús!
El murió en la cruz para perdonar nuestros pecados cuando lo aceptamos
como nuestro Señor y Salvador!
El te pondrá de nuevo en el camino de Dios!
Claro que sí! Eso es! Y juntando las manos y con la cabeza agachada
en señal de humildad, comencé a orar:
Señor Jesús, por favor perdóname!
Me arrepiento de todos mis pecados!
Ayúdame a acercarme a ti!
Ahora comprendo que el pecado es el odio! Tu eres el Amor!
Enséñame a amar a la gente como los amas tú!
Ya no quiero pecar!
Un nuevo día comienza a brillar para nosotros cuando lo invitamos
a entrar en nuestro corazón!
Ahora podremos sonreír de verdad!
Dios está con nosotros!
Gracias Jesús!
Tu eres mi Señor y Salvador!
Desde ahora y para siempre, yo…
ALABARÉ AL SEÑOR!

GLORIA A DIOS!

José Salazar
S. de C.