Entonces le dijo: Te ruego pues padre, que le envíes a la casa
de mi padre, porque tengo cinco hermanos a que les testifique
a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Y Abraham le dijo; A Moisés y a los profetas tienen :Óiganlos.
El entonces dijo: No padre Abraham; pero si alguno fuere a
ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
Mas Abraham le dijo:
Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán
aunque alguno se levantare de entre los muertos. Lucas 16-19.
El rico, tristemente, despertó entre las llamas cuando ya era
tarde para arrepentirse y cambiar el curso de su vida, y
deseaba por su tremendo sufrimiento, que sus hermanos no
cayeran allá, y Abraham le dijo que si no respetaban los
Mandamientos a través de Moisés y los profetas, tampoco
creerán si alguien se levantara de entre los muertos!
Dios escuchó el lamento del rico preocupado por sus hermanos
para que no llegaran a ese lugar, pero no le dijo a Abraham que
enviara a Lázaro a advertirles acerca del Hades, sino que envió
a su propio Hijo a quien levantó de entre los muertos para
decirnos a todos nosotros que podemos evitar caer en este ho-
rrendo lugar arrepintiéndonos de nuestros pecados y abriéndole
nuestro corazón a Cristo, cambiamos nuestra manera de vivir.
A pesar de no ser ricos, nosotros después de cada fiesta, tiramos
mucha comida y a veces pasteles de cumpleaños casi enteros,
pudiendo ahorrar un poquito antes de comprar y ayudar a tanta
gente deseosa de llevarse un pedazo de pan a la boca. Escucha:
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; se pues celoso, y
arrepiéntete. He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno
oye mi voz y abre la puerta, entrare a él, y cenare con él, y el
conmigo.” Apocalipsis 3- 19 y 20.

GLORIA AL SEÑOR!

José Salazar
S. de C