"INVOLUNTARIAMENTE"

Desde que nacemos, involuntariamente le prestamos nuestros cuerpos
al pecado, nos dejamos llevar por la corriente del mundo en donde
cometemos los más grandes errores de nuestra vida alejados de aquél
que pudo haber evitado nuestras torpezas y enderezar nuestros cami-
nos torcidos perdonando nuestros pecados y abriendo para nosotros
una fuente de bendiciones en vez de los miedos y ansiedades que nos
acosan por habernos alejado tanto de Dios.
Si involuntariamente debido a nuestras malas influencias en el círculo
en donde nos desenvolvemos hacemos cosas que después compren-
demos que no son correctas, ahora es tiempo de reaccionar y volun-
tariamente entregarle a Dios nuestros cuerpos, para que nuestra men-
te pueda pensar en las cosas de Dios, nuestra boca pueda ser utilizada
por nuestro Señor para predicar el Evangelio, para que nuestras ma-
nos sean utilizadas por Cristo para ayudar a nuestro prójimo, y nues-
tros pies corran a servir a Dios cuando requiera nuestro servicio.
Pero primero necesitamos limpiar nuestros cuerpos de pecado arre-
pintiéndonos de todo corazón de todo lo malo que hemos hecho,
rogándole a nuestro Señor quien murió por nosotros, nos perdone
y nos cambie el corazón de piedra que tenemos por uno de carne
para poder sentir amor por nuestro semejante, y que nos cambie
nuestro espíritu por el de Él, para poderlo obedecer y nuestro
cuerpo sirva para bendecir en vez de maldecir y lastimar
a nuestro prójimo, y así, podamos orgullosamente decir:
Soy Cristiano por la Gracia de Dios! Escucha:

Bendice al Señor alma mía, y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice alma mía al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades. (maldades)
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida.
El que te corona de favores y misericordias;
El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas
como el águila. Salmo 103.

ALABA AL SEÑOR!

José Salazar
S. de C.