Debemos de adorar al niño Dios?
Claro que sí Él es Dios, me vas a decir!
Pero escucha esto: Jesús fue el niño Dios cuando era niño, pero
ya no lo es! Jesucristo nació hace más de dos mil años, y fue un
niño como fuimos nosotros, pero creció y fue un hombre, y su
niñez quedó atrás, en el pasado! Así mismo:
A los treinta y tres años, ofrendó su vida a sí mismo en una cruz
para obtener el perdón de los pecados y poder perdonarnos a nos-
otros los pecadores! Pero no quedó allí; porque su Padre el Dios
eterno, lo levantó de entre los muertos para no volver a morir!
Al resucitar de entre los muertos Jesucristo conquistó por medio
de su sangre la Gracia para el perdón de los pecados de todos los
que creemos en su vida, en su muerte y en su resurrección!
Pero escucha esto: Jesucristo se fue al cielo pero no nos dejó
solos, nos dejó su Espíritu para que nos acompañe, nos guíe, nos
enseñe, que Él está vivo, que no está muerto colgado de una cruz,
que ya no es un niño sino que está en el cielo sentado a la derecha
de su Padre para escuchar todas nuestras oraciones, y nuestras
necesidades. Si su Santo Espíritu vive en ti, Escúchalo! Obedécelo!
Él es quien lleva nuestra oraciones a Dios! Él es quien resucitó a
Jesús de entre los muertos y nos va a resucitar también a nosotros
cuando Jesucristo regrese a juzgar al mundo!
San Pablo decía: Unos dicen soy de Pablo, otros, soy de Pedro,
acaso Pablo murió en la cruz para salvarlos? I Corintios 1-7.
Escucha esto: Si adoramos una imagen, o un objeto material,
nos volvemos idólatras, idólatra es alguien que adora algo que
no es Dios, pero si adoramos a Jesucristo a través de su Santo
Espíritu, nos volvemos espirituales! Escucha esto:
“El diablo llevó a Jesús a un monte muy alto y ensenándole
todo el mundo y la gloria de ellos le dijo:
Todo esto te daré, si postrado me adorares.
y Jesús le dijo: Vete de aquí Satanás! Porque escrito está:
Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás! Mateo 4- 8.
“Como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó ni han
subido a corazón de hombre, son las que Dios ha preparado
para los que lo aman. Pero Dios nos la reveló a nosotros por
el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo
profundo de Dios. I Corintios 2- 9 y 10.
REGOCIJATE EN EL SEÑOR!
José Salazar
S. de C.
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