"CAMINOS PARALELOS"

“CAMINOS PARALELOS” (Un sueño)

El camino de Cristo es muy solitario y con muchas espinas,
Jesucristo va a la cabeza y nosotros los que creemos en El,
le seguimos con nuestra cruz a cuestas.

A un lado de este camino, hay otro, paralelo pero de vía contraria.
Completamente opuesto, en donde todo es algarabía, música, ruido,
Drogas, todos caminando sonrientes y felices.

Un hombre con dos o más mujeres, mujeres con muchos hombres,
hombres con hombres, mujeres con mujeres acariciándose mutuamente!
Unos caminando, otros corriendo y brincando locos de placer y amor
corrupto! Drogas, vino, perdición!

Yo me miré caminando muy despacio, cabizbajo murmurando unas
oraciones, y siguiendo a Jesucristo.

El ruido que hacían en el otro camino era tan grande, que no me dejaban
concentrar, de pronto alguien estiró la mano y me jaló hacia el otro
camino, hacia el camino contrario y me dijo: ¿Que estas haciendo allí?
No te das cuenta lo solitario que está ese camino?
Allá no hay alegría, no hay amor, no hay diversión!
En cambio fíjate aquí! Hay placer! Hay felicidad!
Toma un poco de éste brebaje que te voy a dar, se llama, éxtasis de amor,
Te vas a sentir que eres el dueño del mundo! Nada más existe para tí!
Mira cuantas mujeres hay! Escoge las que te gusten, son tuyas!

Ya me estaba sintiendo atraído por el pecado, el vino, y el placer,
sin embargo, se me ocurrió adelantarme un poco y comencé a caminar
más de prisa que los demás y miraba como estas gentes, se iban
envejeciendo demasiado rápido!
Miraba a aquellos hombres y mujeres como les cambiaba el semblante,
sus expresiones en vez de sonrisas y alegría, enseñaban muecas de dolor,
y cicatrices en la cara y en el cuerpo hombres y mujeres demacrados
y débiles por las drogas, el alcohol y la prostitución!
Había gente tirada en el suelo porque la muerte les había detenido
la carrera! No querían detenerse ante nada!
Su propósito era el de llegar hasta el final!
Al final del camino de pecado y corrupción!
Había toda clase de enfermos, la felicidad se había esfumado!
Yo les decía: Por favor ya no sigan! Todavía hay tiempo! Regresemos!
Regresemos al otro camino! Al camino de Cristo!
Pero nadie me hacía caso! Me gritaban que me callara, que con su dolor,
Era más que suficiente!

Ya estábamos cerca de un puente, el puente sin regreso y me asusté mucho,
tan sólo de pensar que ya no me podía regresar y dije: Jesucristo! Jesucristo! En dónde está mi Cristo?

Ya la gente con Jesús a la cabeza, estaba muy lejos!
Había yo perdido mucho tiempo!
Y estaba terminándose la oportunidad de regresar.
Corrí como un loco en sentido contrario de la gente, empujando y haciendo
a un lado al que no quería abrirme paso, y corrí, y corrí, a medida que iba
corriendo, la gente comenzaba a mirarse mas joven, habían mujeres y
hombres casi unos niños que estaban comenzando a corroerse y querían
conseguir que me quedara con ellos!

Y yo les seguía diciendo: por favor! Abran los ojos y no sigan!
No sigan por el camino de perdición!
Como pude brinqué el cerco que dividía el lugar, y seguí corriendo hasta llegar cerca de Jesús quien tenía los ojos llenos de lágrimas por lo que estaba sucediendo en el otro camino.

Me acerqué a El, y de rodillas le rogué que me perdone, que me perdone
el gran error de haberlo abandonado!

Y me dijo:
Hijo: Te perdono! Te perdono porque yo morí en la cruz por todo aquél
que cree en mi perdón!
Te acepto de nuevo en mi camino!
Toma tu cruz y sígueme!
Ya no tardamos en llegar!

Y yo le contesté:
Gracias Señor por darme tu perdón!
Bendíto Séas!

José Salazar
S. de C.
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